- Además de las inversiones en infraestructura vial, los corredores Quibdó-Pereira y Quibdó – Medellín son sinónimo de obras con participación comunitaria que benefician a instituciones educativas en sus áreas de influencia y a 205 niños.
- Más de 330 personas que hacen parte del resguardo indígena El Fiera han sido favorecidas con obras sociales que ayudan a su sustento, e inversiones que sumaron $3.905 millones.
- Las comunidades afro destacan cambios significativos en la calidad de vida de 7.000 habitantes de los consejos comunitarios de Tadó, Mumbú, Gigarabá y Guarato, entre otros.
Bogotá, D.C. 20 de octubre de 2025 (@InviasOficial). “Yo nací y crecí en esta zona donde únicamente había trochas, tengo 70 años, vi cuando se hizo la primera carretera destapada y el tránsito hacia Pereira era intenso, unas 9 o 10 horas. La importancia del mejoramiento de la vía es porque da desarrollo, mejora el trayecto vial, nos brinda comodidad para este corregimiento conformado por 260 personas donde todos somos afro”, anota convencido Luis Evelio Machado Moreno, padre del futbolista Déiver Machado y habitante del corregimiento de Gingarabá, en el municipio de Tadó, Chocó, al referirse a los trabajos de mejoramiento del corredor Quibdó - Pereira, que lleva a cabo el Instituto Nacional de Vías.
En esa vía, explica la subdirectora de Modernización de Carreteras Nacionales de la Entidad, Karol Roca Pacheco, en medio de un recorrido de supervisión de obras, están por finalizar los trabajos de rehabilitación de 2 km en el sector Yuto - Quibdó, además la atención y mantenimiento de 7 sitios críticos y la construcción de 2 puentes, que suman inversiones por $19.557 millones. “Adicionalmente, estamos ejecutando 1,2 km de pavimentación en concreto rígido, rehabilitando,4 km en pavimento flexible a lo largo del corredor y llevando a cabo obras de contención y estabilización de taludes con una inversión de $232.000 millones, con los que se esperamos cerrar la brecha en la movilidad entre El Chocó y Risaralda.
Para Elkin Alejandro Escarpeta Mosquera, representante legal del Consejo Comunitario de Piedra Bachichí, del municipio de Pueblo Rico, Risaralda, la vía que se está culminando representa cambios significativos en la calidad de vida de cerca de 7.000 habitantes de los Consejos Comunitarios de Tadó, Mumbú, Gigarabá y Guarato, todas comunidades negras asentadas a lo largo del corredor, que hoy se benefician de la disminución en los tiempos de viaje así como en la facilidad para comercializar sus productos. “Antes entre Santa Cecilia y Pereira nos demorábamos todo el día y hoy el trayecto lo estamos haciendo entre 3 y 4 horas. Además, hemos logrado por primera vez la firma de convenios para la construcción de un placa huella de 600 metros del programa Caminos Comunitarios de la Paz Total, que también favorece a comunidades indígenas del resguardo Jitó- Kabú, así como el avance de obras de participación comunitarias”, afirmó el líder comunitario.
Y es que detrás de estas obras inermes, llenas de concreto y hierro, que conectan a millones de personas, hay un todo un trabajo social que engrana componentes ambientales, prediales y de vida, que hacen parte del tejido social de las comunidades que se sitúan en el área de influencia de los proyectos que construye el Gobierno Nacional, así lo explica Diana Cristina Castro Mejía quien ha estado acompañando durante más de 7 años este proceso con habitantes del Chocó cercanos a la vía Quibdó – Medellín. “Para mí es satisfactorio ver la diferencia del territorio, cómo estaba cuando llegué hace siete años y medio y cómo luce ahora, además de todo lo que implica para la comunidad chocoana: desarrollo, mejor movilidad, acceso a los servicios esenciales y eso es muy gratificante”, expresa con convicción.
En el corredor entre Quibdó y Medellín, el Invías lleva trabajando varios años para completar la pavimentación total de la vía para reducir el nivel de siniestralidad pero sobre todo para garantizar un tránsito fluido para la carga, el comercio, el transporte y el turismo que se desplaza entre las capitales y los pueblos vecinos de Chocó y Antioquia.
La ingeniera Roca Pacheco destaca que el Gobierno del Cambio, a través de inversiones que alcanzan los $ 248.000 millones “trabaja para cerrar la brecha de pavimentación del corredor que tiene pendientes 10 km, de los cuáles se han completado 2,3 km. Además, estamos llevando a cabo intervenciones de obras de contención y estabilización taludes de gran envergadura, con el objetivo de cumplirle a los chocoanos y chocoanas en su propósito de lograr su conectividad con el sureste y el centro del país”.
A lo largo de esta vía, el Invías ha desarrollado obras con participación comunitaria y obras sociales -con las comunidades indígenas-, que hacen parte del trabajo de compensación con el cuál, de un lado, el Gobierno compensa las incomodidades que tuvieron que afrontar durante el tiempo de construcción de la vía y del otro y más importante, para mejorar la infraestructura comunitaria existente en la zona.
Y la satisfacción se aprecia en los rostros de los beneficiados. Ruperto Tequila Murri, gobernador del resguardo indígena El Fiera, que agrupa a 330 personas de las comunidades La Mirla y Eborró, dice sin reparo: “Estamos muy agradecidos porque Invías ha cumplido con las obras sociales. Nos dio esta casa de paso* completamente amoblada aquí, en Carmen de Atrato y otras 4 más, una de ellas en Quibdó; ganado, uniformes para la guardia indígena, instrumentos musicales. Construyó una escuela en la comunidad de Eborró , también nos colaboró con tejas para el techo de las casas y construyó una cancha de fútbol. En La Mirla, entregaron un coliseo, tejas, cemento y adobe para construcción de casas. Todo esto nos beneficia para nuestro sustento”.
Las obras con participación comunitarias se han extendido principalmente a las instituciones educativas cercanas a la vía. Tal es el caso de las escuelas Gabriela Mistral, Bocas de Hábita, la Argelia Parte Baja y La Mansa donde se han realizado el mejoramiento estructural a través de baterías sanitarias, restaurantes escolares, pinturas locativas y andenes, que favorecen a 205 niños entre los 5 y los 16 años, con inversiones por $312 millones.
Jenny Gutiérrez, docente Institución Educativa agropecuaria Marco Fidel Suárez, sede La Argelia Parte Baja destaca cómo la intervención que realizó el Invías en su escuela fue positiva bajo todos los puntos de vista. “La parte externa, de recreación, ahora es adecuada, no tiene huecos, antes teníamos miedo al salir porque podíamos encontrarnos con serpientes, ahora todo cambió, los niños disfrutan todos los espacios. Todas estas obras tienen un impacto positivo en la calidad educativa de 30 estudiantes, ustedes saben que donde hay infraestructura con buenas condiciones los niños son mucho más felices, ahora mi escuela es mucho más bonita”, dice con orgullo y gran sonrisa.
Así los proyectos viales se convierten en corredores que cumplen su función de mejora la calidad de vida y el tejido social de las comunidades donde se desarrollan.
* Las casas de paso: les permiten a las comunidades indígenas alejadas del casco urbano tener un lugar de alojamiento en el casco urbano y acceder a servicios de educación primaria y universitaria, salud y trámites administrativos.